Si bien el género policial necesita ser energizado son pocas las personas que lo haya examinado tan profundamente como David Ayer. Es también David Ayer quien escribió el guion de la película moderna sobre policías corruptos “Training Day” con los actores Denzel Washington y Ethan Hawke, y también escribió y dirigió varios dramas policíacos que tienen lugar en las calles del Sur-Central de Los Angeles. La más reciente de las películas de David Ayer “End of Watch” enfoca muchos aspectos que reconocemos de sus producciones anteriores — la corrupción dentro de la policía, la relación estrecha entre dos patrulleros, la dualidad conflictiva entre familia y carrera— pero la prueba más difícil para estos protagonistas es sobrevivir en las calles y no la amistad establecida con algún compañero de labores.
Jake Gyllenhaal y Michael Peña trabajan juntos y son mejores amigos que se pasan el tiempo lanzándose insultos racistas con la misma frecuencia con la cual se juran su fidelidad. Desde que aparecen por primera vez en la pantalla el cinéfilo siente una conexión fuerte con Brian Taylor (Jake Gyllenhaal) y Mike Zavala (Michael Peña); ellos son como dos hermanos que comparten un sentido de humor especial y también un vocabulario vulgar mientras patrullan juntos las calles del Sur-Central de Los Angeles. Obvio, tampoco son honestos todo el tiempo y a veces hasta se creen gran cosa cuando le dan un fuerte golpe a algún maleante pesado pero cuando se disponen a atrapar otro malhechor importante se ven involucrados en una guerra territorial y en algo mucho más temible de lo que hubiesen podido anticipar. Es feo, es gráfico, y hasta inapropiado en ciertos aspectos por la forma en que es representada la violencia que la mayoría de nosotros leemos en los periódicos.
David Ayer justifica la técnica de filmar todo de forma continua en base a que Brian está preparando una película como parte de una clase que toma. A parte de legalidad cuestionable, son muchas las veces en que Brian no puede filmar, y por lo tanto David Ayer se sirve de este medio solamente cuando resulta conveniente. En otras oportunidades la cámara adopta la típica perspectiva de tercera persona, o incluso como si viésemos una película filmada por una cámara instalada dentro de la patrulla. El aspecto menos convincente es cuando los criminales filman sus actividades tanto en las fiestas sociales como cuando pasan en sus vehículos disparando con una violencia desmedida. Esta perspectiva es quizás resulta interesante y efectiva para acercar el público a la acción pero la ausencia de la lógica se vuelve notoria.
David Ayer alterna elegantemente entre la violencia de la profesión y las conversaciones personales entre los policías en su patrullaje, la vida fuera del trabajo y la competencia entre policías para cerciorarse de subir escalones profesionales. Brian y Mike dan con situaciones fuertemente desagradables donde incluso ellos desvían la vista por lo inquietante de lo encontrado; el público no tendrá derecho a ver sino después que los policías. A veces es chocante y grafico, pero no como lo puede ser una película de horror o un largometraje de acción con tiroteos como “The Expendables 2”. “End of Watch” es de aquellas películas que no desaparecerá de su mente incluso después de concluir los créditos al final.
Además, “End of Watch” despertará emociones en su corazón pese a ser tan previsible. Hay suficientes escenas donde vemos personajes ebrios hablando sobre cómo ser policía afecta la vida de un policía. Pero finalmente, no se trata de un estudio sociológico: es un retrato de la amistad. “End of Watch” tiene mucho que brindar a los fans del género policial, especialmente si tienen cerca una caja de Kleenex.