En algún punto de la barra temporal que enmarca sus años de formación nuestro héroe Clark, criado en Kansas toma consciencia de su invencibilidad. Es durante una tarde trágica que él determina que tiene poderes físicos – al igual que el deber moral – de salvar a los estudiantes que se encuentran atrapados dentro del autobús que cae de un puente en Kansas sumergiéndose en las profundas aguas abajo. Esta experiencia, contada exclusivamente mediante imágenes flashback para regresarnos al pasado, encapsula lo mejor que “Man of Steel” tiene para ofrecernos.
El joven Clark no se comprende a si mismo, sus orígenes, sus poderes o su lugar en este mundo. Y esto a pesar de que su padre adoptivo, Jonathan, un ser sincero y de voz tranquila, muestra compasión hacia su hijo confundido. Pero sus consejos son algo contradictorios ya que le dice a Clark que esconda sus poderes para asegurar su seguridad personal de los habitantes poco tolerables de la Tierra pero a la vez lo motiva a prepararse para el día cuando decida convertirse en el hombre que desea ser. Pese a todas las buenas intenciones de Kent padre, el joven héroe no logra encontrar su camino.
Al igual que nuestro Clark preadolescente el largometraje “Man of Steel” del director Zack Snyder atraviesa por una crisis de identidad. Y aunque Superman, en la edad de joven adulto, sigue batallando con temas relacionados con recuerdos tristes resulta que la segunda parte de la película suprime esta perspectiva. En vez de preguntar “¿Quién soy yo?” o “¿Quién debería ser?, para darle una perspectiva verdaderamente interesante a Superman la película prefirió irse por el camino de un enfrentamiento entre Clark y Zod que simboliza la guerra entre la Tierra y Krypton — en la búsqueda por controlar el planeta y la mente de Clark.
Evidentemente los temas se van entretejiendo. Zod invade la Tierra con la esperanza de encontrar a Kal-El, ya adulto (y que tiene el código genético de los kriptonianos por nacer) y usar el planeta como un territorio para la reproducción de su raza. Clark tendrá que escoger: vivir entre los Terrestres, una raza de la cual tuvo que esconder su identidad verdadera o vivir con su propia raza. Tenemos la impresión que esto debería reflejarse perfectamente en las preguntas existenciales que fueron vagamente introducidas por el material intenso de su infancia. Pero el conjunto nos parece mucho menos personalizado de lo que nos fue prometido.
Si consideramos la película como un esfuerzo por reconstruir a Superman, “Man of Steel” encarna un ejercicio noble. La verdad es que Zack Snyder intentó incorporar demasiado en un solo proyecto: un número infinito de aspectos que tocan sobre las preguntas que se formula Clark acerca de su identidad, una fusión de los DC Comics del pasado con el aspecto más sofisticado de la cultura pop actual y – por supuesto– el tipo de acción que esperamos en este género de película. Cada aspecto de la película es un éxito si es evaluado de forma independiente. Sin embargo, al verse evaluada la película entera el resultado es menos generoso ya que las partes separadas no se entretejen de forma convincente. Por dicha razón “Man of Steel” no resulta lo suficientemente divertida ni lo suficientemente profunda para satisfacer los distintos públicos aficionados a las películas de superhéroes.