En cada uno de los nuevos largometrajes de su carrera cinematográfica en evolución, el actor convertido en director Ben Affleck se aventura siempre un poco más allá. “Gone Baby Gone” se trataba de un drama centrado alrededor de los personajes, entretejido con un misterio difícil de penetrar. En “The Town”, Ben Affleck se lanza a la arena de la acción con robos bancarios que le valieron comparaciones halagadoras con “Heat”. Con “Argo”, el director hace muestra de su esfuerzo más audaz, mezclando una comedia de cabriolas al thriller político para convertirla en una experiencia teatral exaltante.
Cuando la revolución iraní de 1979 se encontraba en su momento de mayor fuerza, los opositores del shah invadieron la embajada de los Estados Unidos en Terán y toman 52 funcionarios de la embajada como rehenes. Seis de ellos logran escapar y se refugian en la residencia del embajador de Canadá. Despues de algunas horas los militantes se dan a la tarea de buscar a los americanos desaparecidos, revisando entre los papeles rotos para encontrar el mas mínimo índice. En una carrera contra el reloj, la CIA trabaja a toda velocidad para preparar un plan para salvar secretamente a estos seis empleados. Pese a una larga lista de posibilidades, solamente Tony Mendez (Ben Affleck) tiene un plan lo suficientemente seductor como para no despertar sospechas entre los iraníes responsables: la CIA haría parecer que filmaba una película hollywoodense.
No hay nada en “Argo” ni en la interpretación realizada por Ben Affleck del personaje de Tony Mendez para hacer creer que este encargado de operaciones técnicas cuenta con la valía necesaria para ejecutar el plan. Ben Affleck, quizás para romper un poco con su propio pasado, encarna su propio pasado con tanta restricción que sus ojos no transmiten emoción alguna. Pero cuando la magia hollywoodense despliega todo su esplendor “Argo” se llena de energía. Tony recluta al artista maquillador de “Planeta de los simios, John Chambers (John Goodman), y el productor Lester Siegel (Alan Arkin) para convencer a Hollywood que “Argo”, su próximo gran éxito de ciencia ficción, está listo para producción. Con el material promocional, concepto artístico y la cobertura de los medios, Tony y su equipo pueden convencer al gobierno iraní que su operación es legítima. Ellos extraerán a los seis evadidos con la ayuda de un contacto en Terán.
Al no haber un protagonista principal interesante que cautive nuestro interés, Ben Affleck deja gran parte del trabajo en manos del ecléctico grupo. Y durante una buena parte de la película esto funciona. “Argo” encierra en realidad dos películas — John Goodman y Alan Arkin encabezan la parte que guarda cierto parecido con “Ocean's 11”, mientras que Ben Affleck está al mando cuando llega el momento de hacer pasar a los seis fugitivos — entre los cuales están Tate Donovan, Clea Duvall, Scoot McNairy y Rory Cochrane — por la seguridad aeroportuaria iraní. Alan Arkin se roba el escenario en la piel del productor de Hollywood con pico de oro, mientras que Scoot McNairy le da un toque de humanidad a la misión de espionaje cuando su personaje está en desacuerdo con Tony. Este «corte» le resta fuerza a cada parte, pero la tensión que domina a lo largo de la evasión es tan fuerte y palpable que resulta imposible no verse absorbido por las imágenes en la pantalla.
Ben Affleck escoje un enfoque realista, con una cámara que destaca desde lo alto a la muchedumbres de manifestantes en las calles de Terán — un terreno de guerra donde todo es posible. Cada ángulo que él escoge amplifica el terror, que empieza a volcar sobre la operación de evasión secreta a medida que se alejan de la base inicial. “Argo” es el paquete completo, donde vemos como el equipo de diseño logró evocar los años 70 agregando un toque de humor, a la vez que nos hicieron recordar que antes se requerían ocho pasos para arreglar problemas que hoy en día sólo requieren de un paso. La música de Alexandre Desplat encuentra su equilibrio entre las melodías obsesivas y los ritmos enérgicos.
Buena parte del encanto de “Argo” proviene de lo inverosímil de toda la operación que pone en escena. Es impresionante ver cómo los hombres y las mujeres se adhieren a un plan a sabiendas de que se exponen a perder sus vidas. Se trata de una aventura llena de suspenso, y pese a que no existe ningún personaje atrayente, la experiencia visceral resultar ser ampliamente suficiente.