“Frozen”, el nuevo largometraje de animación de Disney, encantará al público de manera honesta: con un guion inteligente y actuaciones conmovedoras. No es algo fácil de lograr con una película de animación pero cuando esto funciona la película esta recubierta de un brillo colocándola bien por encima de todos sus competidores. Una vez más Disney se convierte en el estudio de animación que todos quieren ganar cuando llega la temporada de los Oscar, ¡y bien merecido que lo tiene!
La película esta tan vagamente inspirada en “La Reina de las nieves”, un cuento de hadas de Hans Christian Andersen, que en los créditos se indica que la historia fue inspirada por el cuento pero no se basa en ella. Con eso dicho las comparaciones son fútiles. Es la historia de la típica princesa de Disney de principio a fin (¡piense un poco en el potencial promocional de dos princesas por el precio de una!). Sin embargo los personajes desarrollados con una inteligente sensibilidad por el guionista y la codirectora Jennifer Lee (Wreck-It Ralph) despiertan una valiosa simpatía mediante el humor e imaginación.
Anna (Kristen Bell) y su hermana mayor Elsa (Idina Menzel) son de nacimiento las herederas del reino de Arendelle, que es creada como una versión mítica de Noruega. Elsa, poseedora del poder de crear hielo y nieve con tan sólo un gesto de la mano, debe disimular sus poderes mágicos ya que las personas más cercanas a ellas pudieran correr peligro y ella pudiera ser acusada de brujería. Por ello ella debe permanecer encerrada en su cuarto mientras que su hermana añora compartir más tiempo con ella y mientras tanto ambas van acercándose a la edad adulta alejadas. El sacrificio de Elsa la convierte en una extraña para su hermana menor.
Al llegar el momento de coronar a la nueva reina, Elsa debe enfrentar su mayor miedo: restringir su poder y a la vez convertirse en el centro de atracción del reino. Claro que los inconvenientes no se hacen esperar y sin querer ella desencadena un invierno eterno sobre el reino. Elsa escapa a las montañas recubiertas de nieve y Anna se va en busca de ella al sentirse responsable y culpable de los acontecimientos. Anna entabla una amistad distante con Kristoff (Jonathan Groff), montañés y cultivador de hielo, y su reno Sven. La relación necesaria entre ellos va transformándose en una amistad más profunda a medida que toman pasos vacilantes y encantadores.
Y luego está Olaf (Josh Gad), el hombre de nieve que hable (y que canta), que se hace tantas preguntas existenciales y que desea encontrar un amor de verano. Los niños se divertirán de lo lindo con el hombre de nieves porque al ser compuesto por varias bolas de nieve puede con gran facilidad despegarse. Además el repertorio del hombre de nieves encierra una cadencia rítmica impecable; al seleccionar el momento más oportuno para lanzar sus comentarios su humor interpretable a varios niveles agradará enormemente a los cinéfilos de más edad.
Aparte del codirector Chris Buck (quien igualmente codirigió la película “Tarzan” de Disney), los creadores son todos jóvenes, y esto aporta una importante dosis de frescura al humor de Disney. Cuando una película como esta alcanza disipar el cinismo de los críticos se merece un reconocimiento profundo. La 3D estereoscópica tiene todo ese calor que esperamos sentir al tratarse de los estudios Disney. “Frozen” sobrepasa largamente todas las películas de animación estrenadas este año en lo que concierne la calidad grafica y el guion. Las sutilezas del ritmo pierdan algo de fuerza hacia el final cuando los creadores de la obras parecen haber perdido el sentido de dirección en las escenas de acción y los ir y venir en la intriga. Pero para entonces usted ya estará enamorado de la película y dispuesto a perdonar cualquier debilidad porque ya “Frozen” habrá derretido su corazón.