Sería bastante difícil encontrar algún aspecto negativo a una película basada en la premisa de ser amable y caritativo hacia otras personas – de ayudar a las personas sin importarnos cual sea su origen, mostrar confianza en las personas aunque ellos mismos no tengan confianza en si mismos, y todo ese tipo de material al estilo Rainbow Brite y todo lo súper azucarado y dulce. Sí, hay que reconocer la importancia de las ideologías humanistas – a azulmanistas de “Los Pitufos 2”, pese a que los personajes sean a veces enervantes, las bromas repetitivas y los gritos de la Pitufina (Katy Perry) y Vexy (Christina Ricci), una chica Malote —que viene siendo una Pitufina pero con malas intenciones, sintetizada y gris --- que forman una amistad duradera mientras son las prisioneras del infame Gargamel, interpretado por Hank Azaria con una cómica dignidad. Pero el hecho que “Los Pitufos 2” cante a la gloria de la buena voluntad y la alegría no hace que la historia sea más interesante.
“Los Pitufos 2” no es una experiencia asombrosa para los adultos como tampoco lo es para los niños, y habrá además que aguantar los personajes desesperantes que están encabezando la misión para salvar a Pitufina (el serio Papá Pitufo, el Pitufo Gruñón, Pitufo Torpe y Pitufo Vanidoso ... y ni siquiera Neil Patrick Harris tiene mucho que hacer ), resulta ser que no podemos decir que haya un Pitufo que resalte más en el grupo. A la salida de la película, ¿cuál de los personajes habrá logrado impactar a más de los jóvenes para que salgan emulándolos? No cabe duda que será Gargamel. El villano encarnado por Azaria es sin lugar a duda el elemento más divertido del filme, y este veterano de la serie televisiva Los Simpsons invierte todo su talento en el mago extraño pero cautivador en busca de apropiarse de la esencia de los Pitufos para poderla usar en sus propias varas mágicas. Gargamel y sus Malotes, especialmente el menos inteligente Hackus (J.B. Smoove, cuya voz es casi irreconocible) son las verdaderas estrellas del largometraje. Y los ratos más entretenidos son sin lugar a duda aquellos en que Gargamel está presente en la pantalla preparando sus planes detallados o discutiendo con su esposa desleal. Gargamel resulta ser más un héroe cómico que un villano.
En visto de ello, las bondades poco interesantes de la ideología de los Pitufos empalidece en comparación con un Gargamel mucho más atractivo, dejando a un lado “el corazón”, que se supone ser el aspecto más relevante de la historia. Claro que Gargamel se asimila más a un payaso que a un caballero oscuro. Pero los niños no van a mostrar una preferencia por Gargamel, pero se divertirán un mundo viéndolo en la pantalla grande.
En cuanto al resto de la película el ritmo se apaga al tomar un ritmo más lento. Jamás vemos algo que ofenda, jamás hay situaciones desesperantes, nada que sea considerado fuerte y nada cómico tampoco. En pocas palabras, la mejor descripción de la película Los Pitufos 2 sería decir que es inofensiva. Digamos que está desprovista de espina dorsal, y por ello es un testamento perfecto a las diminutivas criaturas azules, que hablan de una fraternidad sonriente y logran muy poco más allá de la arquitectura de champiñones y la permanencia de las medidas basadas en las manzanas. Una hora y 40 minutos que pueden ser felizmente acompañados con la canción de seis notas interpretada por todos los Pitufos en este poblado en el bosque: en pocas palabras, “Los Pitufos 2” es una canción feliz. Pero cosas peores existen en el mundo.