“The Book Thief” es la adaptación de la novela de Markus Zusak y cuenta la historia de Leisel Meminger, interpretada de forma magnífica por Sophie Nèlisse, recibida a principios de la segunda guerra mundial en el hogar Hubermann, una familia pobre. Rosa Hubermann (Emily Watson) es una mujer estricta y fría que sustenta a la familia con su lavandería y parece tener mas interés en el dinero que reciben por cuidar de Liesel que en la joven. Liesel tiene una conexión más humana con su nuevo padre Hans (Geoffrey Rush), un hombre jovial, excéntrico que trabaja como pintor cuando la oportunidad se lo permite. Esta familia se vuelve más unida cuando decide albergar a Max Vandenburg (Ben Schnetzer), un hombre judío, cuyo padre le salvo la vida a Han en una ocasión. La película triunfa en mostrar los riesgos de una decisión de este tipo mostrando sin gran alarde la creciente presencia del partido nazi.
El mayor triunfo de “The Book Thief” es que muestra como el auge de Hitler y la guerra afectó la vida de los alemanes ordinarios, lo cual logra principalmente a través de Leisel y su amigo Rudy (el encantador Nico Liersch), y sus conflictos con el nuevo régimen. Leisel no comprende por qué razón alguien querría lastimar a Max, o separarla de su madre, quien es comunista. A través de los ojos de ellos el público ve la influencia del partido nazi y la manera en que cualquiera que los desafía – como Hans al defender a un vecino judío – desencadena consecuencias terribles y muchas veces trágicas.
El público ha de saber que “The Book Thief” no narra una historia donde abundan los horrores del holocausto. Esta es la historia de una joven, una familia y un pequeño poblado. Con esa gran tragedia sirviendo de fondo la película se permite enfocar en las acciones menores, pequeñas rebeliones y pequeños cambios que afectan a la gente ordinaria bajo circunstancias extraordinarias, y realza como siempre existe esperanza y luz incluso en los momentos más oscuros de la historia del hombre.